La supresión temprana de incendios es un componente fundamental en estrategias de seguridad contra incendios. Es la tercera capa de la seguridad contra incendios. Cuando el fuego ya ha comenzado, actuar de forma inmediata marcará la diferencia entre un incidente controlado y un desastre incontrolable. La capacidad de detener un incendio en sus primeras etapas protege vidas y minimiza daños a las propiedades, reduciendo costes asociados con la recuperación. En este contexto, los sistemas de supresión temprana desempeñan un papel fundamental para contener el fuego en el menor tiempo posible.
La supresión temprana se basa en principios físicos y químicos que interrumpen el proceso de combustión. Los incendios requieren tres elementos básicos para existir: combustible, oxígeno y calor, conocidos como el «triángulo del fuego«. Los sistemas de supresión temprana están diseñados para eliminar al menos uno de estos elementos, evitando que el fuego se propague. Así, los extintores (espuma o polvo químico) actúan bloqueando el suministro de oxígeno o enfriando el material en llamas y sofocando el fuego.
Uno de los sistemas más efectivos de supresión temprana es el uso de rociadores automáticos, que se activan cuando detectan calor en el área afectada. Estos dispositivos están diseñados para liberar agua directamente sobre el foco del incendio, lo que enfría el fuego y detiene su propagación. Más del 90% de los incendios en edificios protegidos por rociadores se controlan/extinguen por estos sistemas antes de que los bomberos lleguen al lugar. Además de su eficacia, los rociadores automáticos tienen la ventaja de minimizar los daños colaterales, ya que solo se activan en las zonas directamente afectadas.
Los rociadores automáticos son especialmente útiles en edificios de gran tamaño o aquellos que albergan a personas vulnerables, como hospitales, residencias de ancianos y guarderías. Son entornos de difícil evacuación. Aquí los rociadores controlan el fuego y reducen significativamente el humo y las temperaturas. Es decir, crean condiciones más seguras para los ocupantes y los equipos de rescate. La instalación de estos sistemas, aunque inicialmente costosa, se ha demostrado como una inversión efectiva a largo plazo, ya que reduce las pérdidas materiales y el tiempo de inactividad de los negocios.
Otro elemento fundamental en la supresión temprana son los extintores portátiles, que son herramientas de uso manual diseñadas para combatir incendios en sus etapas iniciales. Los extintores pueden ser de diferentes tipos, dependiendo de la naturaleza del fuego que deben apagar: agua, espuma o dióxido de carbono (CO₂), entre otros. Por ejemplo, el de CO₂ es ideal para incendios eléctricos, ya que eliminan el oxígeno sin dañar los equipos. En cambio, los extintores de espuma son efectivos contra incendios de líquidos inflamables.
El éxito en el uso de extintores portátiles depende de la capacitación de las personas que los manejan. Es fundamental, por tanto, que los ocupantes de edificios residenciales, oficinas y fábricas sepan cómo operar un extintor correctamente y puedan conocer cuándo es seguro intentar apagar un incendio y cuándo es mejor evacuar. Las organizaciones y empresas tienen la responsabilidad de proporcionar formación en el uso de extintores, simulacros de emergencia y conocimiento básico sobre los diferentes tipos de fuegos y cómo combatirlos.
En áreas de alto riesgo, como plantas industriales o laboratorios, los sistemas de supresión automática con agentes químicos son otra solución eficaz. Estos sistemas liberan sustancias diseñadas para apagar incendios sin dañar los equipos sensibles o contaminar el entorno. Por ejemplo, estamos utilizando agentes limpios como el FM-200 y el Novec 1230 en salas de servidores y centros de datos, donde los sistemas tradicionales de agua no son viables debido al riesgo de daño al equipo.
La supresión temprana permite el uso de tecnologías avanzadas, como sistemas de detección y extinción integrados. Estos sistemas combinan detectores de humo y calor con sistemas de rociadores o agentes químicos, creando una respuesta automática ante la presencia de fuego.
El mantenimiento y la inspección de los sistemas de supresión temprana son obligatorios. Tanto los rociadores automáticos como los extintores portátiles deben revisarse periódicamente para detectar posibles fallos o desgaste. La normativa (Real Decreto 513/2017, de 22 de mayo) ofrece directrices específicas para el mantenimiento de estos sistemas.
En términos generales, en Europa, las normativas relacionadas con los sistemas de supresión están en constante evolución, con el objetivo de garantizar niveles más altos de seguridad. En algunos países, como Noruega y Suecia, la instalación de rociadores automáticos es obligatoria en edificios nuevos y en renovaciones importantes, reflejando así el compromiso de reducir las muertes y lesiones por incendios.
A pesar de los indudables avances, tenemos aún retos importantes en la implementación de sistemas de supresión temprana, en especial en regiones donde los recursos son limitados o donde la normativa no es estricta. En estos casos, debemos fomentar la educación y concienciación sobre la importancia de estas medidas.
En este campo, como en los demás, el futuro viene marcado por la innovación tecnológica. Los sistemas inteligentes basados en inteligencia artificial (IA) y el Internet de las cosas (IoT) están revolucionando la forma en que se detectan y combaten los incendios. Por ejemplo, los sensores inteligentes pueden monitorear continuamente las condiciones de un edificio y activar sistemas de supresión de manera preventiva, antes de que el fuego alcance un estado crítico. Además, las tecnologías de realidad aumentada (AR) están ayudando a los bomberos a visualizar en tiempo real las áreas afectadas por el fuego y tomar decisiones más informadas.